Nuestra Congregación nace bajo el influjo del Espíritu Santo, en una época en que su presencia era más rica y sensible a los ojos del mundo.
Mons. Alfonso Uribe Jaramillo, un 3 de enero de 1981, estando en oración al rededor de las 5:00 a.m. siente las mociones del Señor que le dice: «pídeme un regalo». Al escuchar esto, Mons. le dice al Espíritu Santo, – qué le debo pedir- y éste a su vez le responde: Las Misioneras del Espíritu Santo, mis Misioneras».
Es así como nace, dos años más adelante, en el corazón del Padre que ama a su Hijo y con el poder del Espíritu Santo, nuestra Congregación.
Por eso para nosotras es muy importante la FIESTA DE PENTECOSTÉS, la cual celebramos con la novena, culminando siempre con una gran vigilia de oración y alabanza en la víspera de su fiesta.
Pero… Quién es el Espíritu Santo?…
El Catecismo nos ha enseñado siempre que él es la tercera persona de la Santísima Trinidad, quien, Junto con el Padre y el Hijo, constituyen nuestro único y verdadero Dios…
El Espíritu Santo es el amor infinito que une al Padre y al Verbo y por eso es el que da también el amor en la Iglesia.
“El amor es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”, Rom. 5.
El amor que es el regalo del Espíritu Santo para yo poder amar al Señor Jesús, para poder amar a mis hermanos, para poder amar a la Iglesia, para poder amar a la Santísima Virgen, para amar al pobre. El amor verdadero tiene una única fuente el Espíritu Santo. El nos enseña a orar, nos da sus dones y carismas para la edificación de la Iglesia. Es el Santificador, nos da la fuerza para vencer al enemigo, nos regala su luz para tomas decisiones, nos llena de vida para poder descubrir a Dios en la creación y en los hermanos. Nos convence del pecado y sus consecuencias, nos guía a la verdad completa. Jn. 16, 12-15.
«Es el Espíritu que nos hace resucitar de nuestros límites, de nuestros muertos,
porque tenemos tantas, tantas necrosis en nuestra vida, en nuestra alma».
Papa Francisco
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